10 septiembre, 2010

Tienes TÚ la culpa

Demasiadas veces, ya sea en terapia como en la vida real, ya sean los demás o nosotros/as mismos/as, vemos cómo una simple frase y/o palabra pueden afectarnos hasta el punto de pasar de la más exultante felicidad a la más profunda tristeza. Cuando ésto ocurre, en muchos casos se responsabiliza a la persona que ha dicho la frase y/o palabra de nuestro estado de ánimo. Lease frases tipo:

- Ya me he cabreado, ¿estás contento/a?
- Fíjate lo que me ha dicho X, que quiere una relación abierta, y por su culpa ando que no levanto cabeza.
- Tía, ando amargado/a. Mi compi de curro ha puesto una foto en su despacho que es lo peor! y por más que le digo que la quite, no hay manera!


Lo peor no es estar triste, porque de todo se aprende, sino el hecho de no identificar qué nos produce esa tristeza. En las frases citadas, la otra persona siempre es la culpable. Pero si vamos un poco más allá, veremos que la otra persona NO es la culpable, sino el CONCEPTO que nosotras/os tenemos de cómo deberían ser las cosas. Me explico:

- Ya me has cabreado, ¿estás contento/a?
Desgraciadamente está frase es demasiado repetida...Vamos a ver: aunque no lo parezca, la responsabilidad de cabrearse es de una/o misma/o. Cada cual puede gestionar las señales que le indican el cabreo inminente. Hay otras veces que puedes dejar que fluya, que cabrearse también tienen su función de aprendizaje. ¿Pero responsabilizar a otras personas de ello? para nada. De hecho, en el caso de que realmente el objetivo de la otra persona sea cabrearte a tí, habría que ver si te merece la pena tener a alguien así cerca, no?

- Fíjate lo que me ha dicho X, que quiere una relación abierta o cerrada o a distancia o a etc..., y por su culpa ando que no levanto cabeza.
Volvemos a culpabilizar. En este caso lo que provoca la "caída de cabeza" no es lo que la otra persona quiere, sino el modelo de lo que para tí es una relación de pareja. Muchas veces, este modelo de pareja ni nos lo hemos planteado y lo seguimos a pies juntillas porque supuestamente es lo que se espera de nosotros/as pero...realmente es el que quieres? lo has elegido para tí?. Si no es así, tal vez no vendría mal darle una vuelta y ver qué es lo que realmente te gustaría para tí. Y si coincide con el de la otra persona, estupendo! Y si no es así, estupendo también!, porque al menos te ha ayudado a conocerte más a tí misma/o.

- Tía, ando amargado/a. Mi compi de curro ha puesto una foto en su despacho que es lo peor! y por más que le digo que la quite, no hay manera!
Volvemos a lo mismo. El hecho de que no te guste esa foto es TU problema. En el momento en el que eres consciente de que es tu problema, gestionalo como creas conveniente. Pero si el foco de acción está cambiado (la otra persona), al final trae más problemas y soluciones bastante más complicadas.

¿Se os ocurre alguna frase/situación más?

Mónica QJ

4 comentarios:

Anónimo dijo...

La verdad es que son tantas veces las que echamos la culpa a los demás de nuestros problemas...pero el problema viene cuando tú tienes esa mentalidad pero el resto no, y tienes que estar discutiendo con toda la gente..

Tiene buena pinta el blog.

Carol

Mónica Quesada Juan dijo...

Bienvenida Carol! Tienes razón, es complicado cuando los demás se guían por ese patrón, pero no hay que olvidar que ese es SU problema. En el momento en el que se discute, pasa a ser también tu problema. Así pues, que cada uno se gestione los suyos, no? ;)

Gracias por aportar

Besos!

Unknown dijo...

Yo pienso que es algo muy común en las relaciones de pareja. Normalmente la gente espera cosas muy concretas del comportamiento de la otra persona. Y si esa persona no hace exactamente lo que esperabas...pues te enfadas. Por ejemplo, llega tu aniversario y estás esperando que tu novio te diga algo especial, o te regale algo. Y si no lo hace te enfadas, porque eso lo interpretas, por ejemplo, como que no te quiere. En vez de pensar que puede ser que el piense de diferente forma o demuestre las cosas de otra manera. Y que no tienes ningún derecho a enfadarte, sólo por el hecho de pensar que la otra persona tiene que actuar como tu lo harías.

Mónica Quesada Juan dijo...

Efectivamente Celia. Y si a ello sumamos lo que le cuesta a mucha gente comunicarse, el conflicto está servido.

Gracias Celia.

Besos!

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